LAS MUJERES FLOTAN MÁS
Siempre conviene recordar a los clásicos. El principio de Arquímedes dice que: «Un cuerpo sumergido total o parcialmente en un fluido en reposo experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso del volumen del fluido desalojado».
El elemento determinante para que dicho empuje venza a la fuerza de gravedad es la densidad: si la del objeto es menor que la del líquido, flotará. Por eso la madera flota, pero no el plomo.
Como en el caso del agua y el ser humano las densidades son casi iguales, la capacidad para mantenernos en la superficie acuática dependerá de pequeños detalles.
En primer lugar, hay diferencias de sexo. Por término general, los hombres acumulan menos grasa y eso limita su potencial de flotabilidad.
Por el mismo motivo, o sea, la escasa presencia de lípidos, los niños y los adolescentes tendrían más problemas para no hundirse.
Y quizá esto también sirva para explicar, en parte, por qué hay tan pocos nadadores de raza negra, cuya constitución presenta más volumen óseo y muscular que la de los blancos.
Por último, también hay que tener en cuenta el factor psicológico: una persona que no sabe nadar y se pone nerviosa, puede acabar tragando agua y hundiéndose debido a sus movimientos descontrolados.
Interesante, verdad? Espero que te haya gustado el artículo. Muchas gracias por tu amabilidad 🙂
Fuente: muyinteresante